sábado, 6 de octubre de 2007

Felicity: viviendo por la Gracia


Encuentro regional 2006, “El Rosal”, GBU Chillán. 3-5 de noviembre.

Testimonio compartido por Felicity Bentley Taylor (Felicity Houghton) en la noche inaugural, con los estudiantes asistentes al Encuentro. Felicity se dispuso a ser usada por Dios para comenzar el movimiento del Grupo Bíblico Universitario en Chile.

Si alguien me pregunta ¿quién eres tú? O si alguien te pregunta a ti ¿quién eres tú?... ¿Cómo responder? Habría varias formas, ¿no?

Yo te diría: soy mujer, soy discípula de Jesucristo, soy de nacionalidad inglesa, soy viuda. Y eso encierra, hasta cierto punto, lo que es mi vida. Pero, es importante para mí y para uds, que rellene esa pequeña descripción de mi vida, para que, mi participación en la historia del GBU quede clara.

Yo nací en China. Mis padres eran misioneros que partieron de Inglaterra para servir a Dios en China, entonces yo nací ahí en el año 1930. Pronto voy a cumplir mis 73 años. Pasé mi juventud ahí hasta los 16 años, cuando regresé a Inglaterra. Terminé mi educación secundaria, fui a la Universidad y durante dos años fui profesora de inglés. Pero, estando todavía en niña en China, yo tenía la idea de que cuando llegara a ser una mujer adulta, yo seguiría los pasos de mis padres, en cuanto a mi profesión. Es decir, que yo sería profesora y a la vez misionera. Y pregunté a mi papá acerca de lugares en el mundo donde no hubiera llegado aún el evangelio. Yo tenía unos 9 años cuando le hice esa pregunta a mi padre. Y, en la respuesta que él dio, mencionó América Latina. Yo no sé, que más detalles tenía él en mente, pero resulta que de la respuesta de él, que seguramente era más grande de lo que yo pueda recordar, eso fue lo que quedó en mí: Sudamérica. Sólo lo puedo explicar como acción Providencial de Dios, que quedó pegado dentro de mi ser esa idea, que yo, cuando pudiera, vendría a este continente. Así que, terminé mi educación universitaria, me hice profesora y ahí tuve que reencontrarme con esta idea: ¿es una obligación que tengo de ir a América Latina o es un sueño que tuve cuando niña y que ahora lo puedo dejar atrás? Y reflexionando en eso, y orando, llegó a ser muy claro para mí que no era un sueño de niña sino algo que Dios había puesto en mí y que yo tenía que obedecer. Así que, así fue, acortando la historia, que yo llegué contando con 27 años a Chile, en el año 1960. Me mandaron al sur, al pueblo de Cholchol, y estuve ahí, trabajando en un colegio rural, hasta que Dios abriera el camino para que me cambiara del sur a Santiago, y de un trabajo con niños del campo a uno con estudiantes universitarios. Los comienzos fueron muy lentos, a veces, el camino difícil de trazar, porque todo era nuevo y yo, era la única persona que podía dedicarme a tiempo completo; a ponerme en contacto con estudiantes, visitar diferentes ciudades, y tratar de compartir con estudiantes como uds la visión de dar a conocer a Jesucristo en la universidad. Y el Señor en su grande misericordia y fidelidad me permitió ser perseverante y a la vez proveyó a personas con quienes trabajar y yo entendía que el momento de salir de Chile sería cuando hubiera ya un secretario general del movimiento, por primera vez, que fuera chileno. Esa meta ya se cumplió en el año 81, con el nombramiento de Josué Fonseca. Sabiendo que yo ya podía salir, incluso, tenía que salir, porque había hecho lo que tenía que hacer, por la Gracia de Dios, ahí fue como si se me abriera delante un tremendo vacío; ¿qué hacer al desaparecer de Chile? Y yo no veía que podía hacer. Tal vez conocen el nombre de un hombre peruano, Samuel Escobar, que hace varias décadas estuvo muy activo en la obra de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos, en este continente. Él vino a Concepción, a dar unas charlas y él sabía que yo tenía esa gran incertidumbre sobre mi futuro. Y él tenía a su cargo la obra entre universitarios a nivel continental, y… que yo recuerde fuimos a comer con él y me hizo la pregunta: “Felicity, ¿Tú has pensado en Bolivia?”- y yo jamás había pensado en Bolivia. Pero cuando él me hizo la pregunta fue como si yo hubiera estado mirando una pared, sin ventana y sin puerta, donde no había nada sino pared, y de repente existía una ventana o una puerta. Y así, entendí, que con esa sugerencia de él o con esa pregunta, yo tenía que seguir pensando: esta podría ser la nueva pista para mí. Y así resultó: ser la pista que el Señor quería que yo tomara. Me parecía una decisión difícil (era difícil). Fue costoso partir de Chile y fue difícil iniciarme con, más o menos 50 años, en un país diferente y en un trabajo donde todo era nuevo, como un campo donde no habíamos estado antes.

Luego, cuando llegó el momento para (estoy haciendo mucho más corta la historia, por supuesto) …el Señor bendijo, sigue bendiciendo, la formación de un movimiento en Bolivia, existe, igual que el GBU, la Comunidad Cristiana Universitaria de Bolivia y hace bastantes años ya, se nombró a un primer secretario general boliviano. En el tiempo de su sucesor, llegó para mí la hora de jubilar y de regresar a Inglaterra, y ahí, yo estaba pensando “que voy a hacer cuando yo llegue a mi país”. No tenía ninguna idea clara de lo que tendría que hacer, a que tendría que dedicarme, ya jubilada, dónde viviría… todo parecía, muy inseguro.

Y tal como el Señor fue delante de mí en el cambio de Chile a Bolivia, fui conociendo su fidelidad, en el cambio de Bolivia a Inglaterra, y… para mi sorpresa, lo que el Señor me tenía preparado, fue casarme con casi 61 años de edad. El hombre que llegó a ser mi esposo me había conocido cuando yo era pequeña. Él también servía a Dios en China, al mismo tiempo que mis padres. Él enviudó y… se puso a pensar en mí. No sólo a pensar en mí, él me escribió y yo todavía estaba en La Paz, Bolivia. Así que después de un mes de tremenda incertidumbre sobre que tenía yo que hacer, como responder, nuevamente el Señor en su misericordia, me dio la seguridad de que yo tenía que decir que sí. Por la Palabra, en la oración, por la Providencia de Dios, en mi circunstancia y por el consejo de amigos y hermanos en Cristo, yo tuve que tomar este paso de fe. Así que nos comprometimos, extraoficialmente, en febrero del año 1994 y yo regresé a Inglaterra ese año, en agosto, después de toda mi vida de trabajo en América Latina, y nos casamos el 1º de octubre de 1994. Cuando nos casamos –les dije cuantos años yo tenía- mi esposo iba a cumplir –espérense- sus 80 años. Un hombre que, por la Gracia de Dios, siempre había tenido muy buena salud, era un hombre grande, alto, fuerte, en espíritu joven y teníamos muchas cosas en común. Lo más importante era nuestra fe en el Señor Jesucristo y la certeza de que estábamos haciendo lo que Dios quería y tenía preparado para ambos. El Señor nos dio más de diez años de casados y en febrero del año 2005 falleció mi esposo y desde entonces sigo viviendo en Inglaterra y sigo teniendo vínculo con amigos en Chile, amigos en Bolivia y con la obra de Dios en el medio universitario en el mundo, a través de la Comunidad Internacional.

Eso sería a grandes rasgos, mi trayectoria y mi presencia en medio de uds. en esta época de mi vida, obedece en parte a que ya estoy sola –yo no estaría aquí si mi esposo viviera- y también obedece a una invitación que me hizo Josué Fonseca el año pasado. Y, por circunstancias relacionadas con la casa en que vivo y la casa a la cual espero cambiarme, el próximo año, justo me quedaba este tiempo entre septiembre y fin de año como el tiempo del Señor para responder a la invitación que me había hecho tanto Josué como Carmen Castillo el año pasado. Ahora que estoy aquí, miró hacia atrás al mes de agosto, y reconozco que fue difícil para mí llegar a decir al Señor “estoy dispuesta a ir a Chile”; me parecía algo muy grande, difícil para una mujer ya sola, hacer todos los preparativos, y aventurarme nuevamente a algo desconocido. Pero el Señor, en su misericordia me dio la fortaleza y la certeza de que esto era lo que él quería que yo hiciera en esta época. Entonces me comprometí con venir a Chile por dos meses (en dos días más cumplo el primero de los dos meses). Así que estoy a la mitad de esta visita y quiero expresar delante todos ustedes mi profundo agradecimiento al Señor Jesucristo, que Él me ha guardado en sus caminos desde chica, que ha tenido mucha paciencia conmigo, que ha sido muy misericordioso con mi edad, que he comprobado una vez tras otra su fidelidad, su perdón y a ustedes que están en una etapa que yo estuve, pero ya no estoy, quisiera animarles a confiar en Jesucristo como Señor y a obedecerlo como Señor. Y a desear conocerlo de manera constante. Ir conociéndolo. Si uds. me preguntan que es lo que me ha sostenido en este camino largo, frente a situaciones complejas, angustiosas, problemáticas, yo les diría lo mismo que sostiene a todo cristiano: nuestro Señor Jesús. Estuvo acá y regreso a su Padre. Él es el autor de nuestra fe y Él es a la vez el Consumador de nuestra fe. Nuestra fe se inicia con Él, en Él y Él la va haciendo crecer y la va a perfeccionar. Además, yo diría, la relación Él, no se puede sostener sin la Palabra de Él. Y yo doy gracias a Dios, muchas gracias, porque mis padres me enseñaron a amar su/la Palabra. Fui enseñada de pequeña a leerla. Desde joven, por la misericordia de Dios, no por mérito alguno de mi parte, fui adquiriendo el hábito de leer diariamente la Biblia. Y por la Gracia de Dios, eso es lo que hago hasta el día de hoy. Es una parte de mi rutina o de mi programa diario, y yo digo: “esto es lo que me sostiene”. Ahora, no soy de ninguna manera diferente, de cualquier otro cristiano, por eso puedo decir que es la Palabra la que ha de sostenerles a ustedes. Y yo recomiendo, con todo el corazón, que uds aprendan a vivir diariamente de la Palabra. Ir contra la corriente, porque la corriente no les va a llevar hacia allá, sino en dirección contraria, aprender a amarla, conocerla y obedecerla. Eso es.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Saludos! Una introducción

Saludos querido lector!

Bienvenido al fondo virtual de historias y testimonios de los integrantes y conocidos del Grupo Bíblico Universitario de Chile (GBUCH).

Este blog pretende ser un nexo tanto dentro de la comunidad GBUCH, como entre el mismo y la sociedad. Queremos mostrar las historias de los estudiantes de ayer, cuya participación y perseverancia nos permite conocer las historias de los estudiantes de hoy. Queremos brindar un testimonio de lo que ha sido la visión de "estudiantes alcanzando estudiantes".

El GBUCH es un movimiento afiliado a la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (CIEE o IFES en inglés) cuyo primer objetivo es presentar a Jesucristo en las instancias de Educación Superior. En Chile, cumplimos 43 años mediante la Gracia de Nuestro Señor Jesús.

A Él sea la Gloria